El viento ruge en Lexington

Pero igual no pudo detenernos para ir a ver a los caballos de carrera en Katierich Farms. Es la primera vez que José los ve de cerca, porque antes ya era yo que le "imitaba" el relincho mientras aparecía la figura de un caballo en algún libro o cuando íbamos a la biblioteca, en algún póster o juguete con la forma de un caballo. (Que conste, mi imitación es terrible mal).

El clima es agradable, nada de ese frío del norte; en lo personal, me fascina este estado porque la ciudad de Lexington no es grande, todo es más campo y su terreno geográfico montañoso con subidas y bajadas me hace recordar de las carreteras de Honduras, sin olvidar lo verde que mis ojos pueden deleitarse viendo.

Estamos en la casa de unos amigos de la iglesia, mi papá estuvo con ellos en su corta estadía como misionero en este estado. Aquí José ha conocido a Snoppy, un perrito medio tímido pero muy amoroso; y también a una gallinita que, con su cloquear, ha hecho reír a José.

Ahorita es ya las 10:59 p. m. y me vence el sueño. Pero quería nomas dejar esta nota y agradecerles por sus buenos deseos y oraciones, de verdad que nos dan ese vínculo de fé para esta aventura. Desde este rincón de Lexington les deseo una linda noche con todos los que les rodean, y un feliz sábado  (Shalom  Shabbat).