martes, 30 de diciembre de 2008

Me siento impotente... pero siento que debo hacer ALGO

Siempre leo en Internet las noticias de Chile y Honduras. Hoy día entré en www.laprensa.hn y de todas los titulares, el que me llamó más la atención fue este: "Venta de niñas y turismo sexual". En dicha noticia se relata la breve historia de una pequeña llamada María. Entre todos los rostros que me recuerdan a mi gente de Honduras, trato de imaginar a esta niña, quizas en un tiempo sus ojos solo expresaban un silencio inocente pero deseoso de triunfar y ser alguien en esta vida; ahora creo que sus ojos solo están cargados de una nube de tristeza, con un grito contenido que está amenazado por el miedo, la impotencia y la soledad.
Honduras no es el único país enfrentando un problema social de este tipo. Los hay en todas partes, aún en lugares donde menos podemos imaginar. La violación puede suceder aún en la propia casa de uno. Muchos infantes que han sido violados terminan prostituyendose obligadamente. Este es el caso de muchos niñas en Honduras, donde no son ellas las que buscan este tipo de vida, sino que son inducidas por sus padres, acto realizado ante la necesidad de "supervivencia" en el mundo, y de este modo tener el pan o pedazo de tortilla para comer y no morirse de hambre. Quizas mi descripción de mi país suene ahora como un lugar donde la gente se come hasta el hule. En realidad no es así, pero hay que decir que a causa de las falsas promesas de cada gobernante, que siempre terminan cediendo ante las corruptas ofertas del robo de dinero y la falta de firmeza de la misma policia, solo hacen que la gente que no tienen recursos para surgir terminen en un estilo de vida que solo se encuentra en el bajo mundo.
Me duele y da rabia cuando leo este parrafo: "El nombre de Honduras como un paraíso de turismo sexual ha llegado como una "moda" a los más remotos países del mundo."

El mensaje lacónico de una niña solo me queda en ecos en mis pensamientos: "Aquí sólo nos usan, pero a nadie le interesamos, a nadie le preocupa qué pensamos, qué sentimos, estamos solas, aquí no hay derechos humanos ni nada. Sólo interesa que cumplamos y atendamos a los hombres que llegan los fines de semana¨, dice otra menor."

Me gustaría decirles a ellas que NO están solas. Más bien que si HAY ALGUIEN que se preocupa por ellas y que busca siempre la forma de darles el camino que buscan. Soy humana con debilidades y no tengo riquezas como para decir en este momento que puedo financiar una organización, o que tenga influencias en el Gobierno Hondureño como para hacer imponer la ley. Pero se que de alguna manera estoy reuniendo fuerzas para que pronto pueda hacer lo que se necesita a favor de la situación humana de muchos pequeños indefensos que son explotados, y no considerados como humanos con sueños y valores que algun día podrían aportar al crecimiento intelectual del medio en que viven (del intelecto nacen las aportaciones científicas, financieras, educativas y sociales). Alguien más Poderoso que el dios del placer puede guiarme. Lo se.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Scream


Time has stopped
the hand of my clock is thinking
if can go further like the wild gallop
or goes back to those three seconds
two days
and three years.
Nothing comes up to this mind
-speechless, dumbfounded-
just inside of the heart
it turns stormy, a whirl of thoughts.
Hardly I hear the tic-tac
outside people walk or run
kids play or cry
life goes on.
Me, just thinking... out of this land,
wishing to revive those times again.
And what's the matter if I don't scream?
Alone, just the silence will answer back
The scream remains hidden... maybe for another four years more... maybe just one second more.

miércoles, 12 de noviembre de 2008



Peace sang loudly

"New life, New world: Victory!"

soft, the heart beats...

viernes, 7 de noviembre de 2008

¿Cuánta tierra necesita un hombre? [Cuento]


Érase una vez un campesino llamado Pahom, que había trabajado dura y honestamente para su familia, pero que no tenía tierras propias, así que siempre permanecía en la pobreza. "Ocupados como estamos desde la niñez trabajando la madre tierra -pensaba a menudo- los campesinos siempre debemos morir como vivimos, sin nada propio. Las cosas serían diferentes si tuviéramos nuestra propia tierra."
Ahora bien, cerca de la aldea de Pahom vivía una dama, una pequeña terrateniente, que poseía una finca de ciento cincuenta hectáreas. Un invierno se difundió la noticia de que esta dama iba a vender sus tierras. Pahom oyó que un vecino suyo compraría veinticinco hectáreas y que la dama había consentido en aceptar la mitad en efectivo y esperar un año por la otra mitad.
"Qué te parece -pensó Pahom- Esa tierra se vende, y yo no obtendré nada."
Así que decidió hablar con su esposa.
-Otras personas están comprando, y nosotros también debemos comprar unas diez hectáreas. La vida se vuelve imposible sin poseer tierras propias.
Se pusieron a pensar y calcularon cuánto podrían comprar. Tenían ahorrados cien rublos. Vendieron un potrillo y la mitad de sus abejas; contrataron a uno de sus hijos como peón y pidieron anticipos sobre la paga. Pidieron prestado el resto a un cuñado, y así juntaron la mitad del dinero de la compra. Después de eso, Pahom escogió una parcela de veinte hectáreas, donde había bosques, fue a ver a la dama e hizo la compra.
Así que ahora Pahom tenía su propia tierra. Pidió semilla prestada, y la sembró, y obtuvo una buena cosecha. Al cabo de un año había logrado saldar sus deudas con la dama y su cuñado. Así se convirtió en terrateniente, y talaba sus propios árboles, y alimentaba su ganado en sus propios pastos. Cuando salía a arar los campos, o a mirar sus mieses o sus prados, el corazón se le llenaba de alegría. La hierba que crecía allí y las flores que florecían allí le parecían diferentes de las de otras partes. Antes, cuando cruzaba esa tierra, le parecía igual a cualquier otra, pero ahora le parecía muy distinta.
Un día Pahom estaba sentado en su casa cuando un viajero se detuvo ante su casa. Pahom le preguntó de dónde venía, y el forastero respondió que venía de allende el Volga, donde había estado trabajando. Una palabra llevó a la otra, y el hombre comentó que había muchas tierras en venta por allá, y que muchos estaban viajando para comprarlas. Las tierras eran tan fértiles, aseguró, que el centeno era alto como un caballo, y tan tupido que cinco cortes de guadaña formaban una avilla. Comentó que un campesino había trabajado sólo con sus manos, y ahora tenía seis caballos y dos vacas.
El corazón de Pahom se colmó de anhelo.
"¿Por qué he de sufrir en este agujero -pensó- si se vive tan bien en otras partes? Venderé mi tierra y mi finca, y con el dinero comenzaré allá de nuevo y tendré todo nuevo".
Pahom vendió su tierra, su casa y su ganado, con buenas ganancias, y se mudó con su familia a su nueva propiedad. Todo lo que había dicho el campesino era cierto, y Pahom estaba en mucha mejor posición que antes. Compró muchas tierras arables y pasturas, y pudo tener las cabezas de ganado que deseaba.
Al principio, en el ajetreo de la mudanza y la construcción, Pahom se sentía complacido, pero cuando se habituó comenzó a pensar que tampoco aquí estaba satisfecho. Quería sembrar más trigo, pero no tenía tierras suficientes para ello, así que arrendó más tierras por tres años. Fueron buenas temporadas y hubo buenas cosechas, así que Pahom ahorró dinero. Podría haber seguido viviendo cómodamente, pero se cansó de arrendar tierras ajenas todos los años, y de sufrir privaciones para ahorrar el dinero.
"Si todas estas tierras fueran mías -pensó-, sería independiente y no sufriría estas incomodidades."
Un día un vendedor de bienes raíces que pasaba le comentó que acababa de regresar de la lejana tierra de los bashkirs, donde había comprado seiscientas hectáreas por sólo mil rublos.
-Sólo debes hacerte amigo de los jefes -dijo- Yo regalé como cien rublos en vestidos y alfombras, además de una caja de té, y di vino a quienes lo bebían, y obtuve la tierra por una bicoca.
"Vaya -pensó Pahom-, allá puedo tener diez veces más tierras de las que poseo. Debo probar suerte."
Pahom encomendó a su familia el cuidado de la finca y emprendió el viaje, llevando consigo a su criado. Pararon en una ciudad y compraron una caja de té, vino y otros regalos, como el vendedor les había aconsejado. Continuaron viaje hasta recorrer más de quinientos kilómetros, y el séptimo día llegaron a un lugar donde los bashkirs habían instalado sus tiendas.
En cuanto vieron a Pahom, salieron de las tiendas y se reunieron en torno al visitante. Le dieron té y kurniss, y sacrificaron una oveja y le dieron de comer. Pahom sacó presentes de su carromato y los distribuyó, y les dijo que venía en busca de tierras. Los bashkirs parecieron muy satisfechos y le dijeron que debía hablar con el jefe. Lo mandaron a buscar y le explicaron a qué había ido Pahom.
El jefe escuchó un rato, pidió silencio con un gesto y le dijo a Pahom:
-De acuerdo. Escoge la tierra que te plazca. Tenemos tierras en abundancia.
-¿Y cuál será el precio? -preguntó Pahom.
-Nuestro precio es siempre el mismo: mil rublos por día.
Pahom no comprendió.
-¿Un día? ¿Qué medida es ésa? ¿Cuántas hectáreas son?
-No sabemos calcularlo -dijo el jefe-. La vendemos por día. Todo lo que puedas recorrer a pie en un día es tuyo, y el precio es mil rublos por día.
Pahom quedó sorprendido.
-Pero en un día se puede recorrer una vasta extensión de tierra -dijo.
El jefe se echó a reír.
-¡Será toda tuya! Pero con una condición. Si no regresas el mismo día al lugar donde comenzaste, pierdes el dinero.
-¿Pero cómo debo señalar el camino que he seguido?
-Iremos a cualquier lugar que gustes, y nos quedaremos allí. Puedes comenzar desde ese sitio y emprender tu viaje, llevando una azada contigo. Donde lo consideres necesario, deja una marca. En cada giro, cava un pozo y apila la tierra; luego iremos con un arado de pozo en pozo. Puedes hacer el recorrido que desees, pero antes que se ponga el sol debes regresar al sitio de donde partiste. Toda la tierra que cubras será tuya.
Pahom estaba alborozado. Decidió comenzar por la mañana. Charlaron, bebieron más kurniss, comieron más oveja y bebieron más té, y así llegó la noche. Le dieron a Pahom una cama de edredón, y los bashkirs se dispersaron, prometiendo reunirse a la mañana siguiente al romper el alba y viajar al punto convenido antes del amanecer.
Pahom se quedó acostado, pero no pudo dormirse. No dejaba de pensar en su tierra.
"¡Qué gran extensión marcaré! -pensó-. Puedo andar fácilmente cincuenta kilómetros por día. Los días ahora son largos, y un recorrido de cincuenta kilómetros representará gran cantidad de tierra. Venderé las tierras más áridas, o las dejaré a los campesinos, pero yo escogeré la mejor y la trabajaré. Compraré dos yuntas de bueyes y contrataré dos peones más. Unas noventa hectáreas destinaré a la siembra y en el resto criaré ganado."
Por la puerta abierta vio que estaba rompiendo el alba.
-Es hora de despertarlos -se dijo-. Debemos ponernos en marcha.
Se levantó, despertó al criado (que dormía en el carromato), le ordenó uncir los caballos y fue a despertar a los bashkirs.
-Es hora de ir a la estepa para medir las tierras -dijo.
Los bashkirs se levantaron y se reunieron, y también acudió el jefe. Se pusieron a beber más kurniss, y ofrecieron a Pahom un poco de té, pero él no quería esperar.
-Si hemos de ir, vayamos de una vez. Ya es hora.
Los bashkirs se prepararon y todos se pusieron en marcha, algunos a caballo, otros en carros. Pahom iba en su carromato con el criado, y llevaba una azada. Cuando llegaron a la estepa, el cielo de la mañana estaba rojo. Subieron una loma y, apeándose de carros y caballos, se reunieron en un sitio. El jefe se acercó a Pahom y extendió el brazo hacia la planicie.
-Todo esto, hasta donde llega la mirada, es nuestro. Puedes tomar lo que gustes.
A Pahom le relucieron los ojos, pues era toda tierra virgen, chata como la palma de la mano y negra como semilla de amapola, y en las hondonadas crecían altos pastizales.
El jefe se quitó la gorra de piel de zorro, la apoyó en el suelo y dijo:
-Ésta será la marca. Empieza aquí y regresa aquí. Toda la tierra que rodees será tuya.
Pahom sacó el dinero y lo puso en la gorra. Luego se quitó el abrigo, quedándose con su chaquetón sin mangas. Se aflojó el cinturón y lo sujetó con fuerza bajo el vientre, se puso un costal de pan en el pecho del jubón y, atando una botella de agua al cinturón, se subió la caña de las botas, empuñó la azada y se dispuso a partir. Tardó un instante en decidir el rumbo. Todas las direcciones eran tentadoras.
-No importa -dijo al fin-. Iré hacia el sol naciente.
Se volvió hacia el este, se desperezó y aguardó a que el sol asomara sobre el horizonte.
"No debo perder tiempo -pensó-, pues es más fácil caminar mientras todavía está fresco."
Los rayos del sol no acababan de chispear sobre el horizonte cuando Pahom, azada al hombro, se internó en la estepa.
Pahom caminaba a paso moderado. Tras avanzar mil metros se detuvo, cavó un pozo y apiló terrones de hierba para hacerlo más visible. Luego continuó, y ahora que había vencido el entumecimiento apuró el paso. Al cabo de un rato cavó otro pozo.
Miró hacia atrás. La loma se veía claramente a la luz del sol, con la gente encima, y las relucientes llantas de las ruedas del carromato. Pahom calculó que había caminado cinco kilómetros. Estaba más cálido; se quitó el chaquetón, se lo echó al hombro y continuó la marcha. Ahora hacía más calor; miró el sol; era hora de pensar en el desayuno.
-He recorrido el primer tramo, pero hay cuatro en un día, y todavía es demasiado pronto para virar. Pero me quitaré las botas -se dijo.
Se sentó, se quitó las botas, se las metió en el cinturón y reanudó la marcha. Ahora caminaba con soltura.
"Seguiré otros cinco kilómetros -pensó-, y luego giraré a la izquierda. Este lugar es tan promisorio que sería una pena perderlo. Cuanto más avanzo, mejor parece la tierra."
Siguió derecho por un tiempo, y cuando miró en torno, la loma era apenas visible y las personas parecían hormigas, y apenas se veía un destello bajo el sol.
"Ah -pensó Pahom-, he avanzado bastante en esta dirección, es hora de girar. Además estoy sudando, y muy sediento."
Se detuvo, cavó un gran pozo y apiló hierba. Bebió un sorbo de agua y giró a la izquierda. Continuó la marcha, y la hierba era alta, y hacía mucho calor.
Pahom comenzó a cansarse. Miró el sol y vio que era mediodía.
"Bien -pensó-, debo descansar."
Se sentó, comió pan y bebió agua, pero no se acostó, temiendo quedarse dormido. Después de estar un rato sentado, siguió andando. Al principio caminaba sin dificultad, y sentía sueño, pero continuó, pensando: "Una hora de sufrimiento, una vida para disfrutarlo".
Avanzó un largo trecho en esa dirección, y ya iba a girar de nuevo a la izquierda cuando vio un fecundo valle. "Sería una pena excluir ese terreno -pensó-. El lino crecería bien aquí.". Así que rodeó el valle y cavó un pozo del otro lado antes de girar. Pahom miró hacia la loma. El aire estaba brumoso y trémulo con el calor, y a través de la bruma apenas se veía a la gente de la loma.
"¡Ah! -pensó Pahom-. Los lados son demasiado largos. Este debe ser más corto." Y siguió a lo largo del tercer lado, apurando el paso. Miró el sol. Estaba a mitad de camino del horizonte, y Pahom aún no había recorrido tres kilómetros del tercer lado del cuadrado. Aún estaba a quince kilómetros de su meta.
"No -pensó-, aunque mis tierras queden irregulares, ahora debo volver en línea recta. Podría alejarme demasiado, y ya tengo gran cantidad de tierra.".
Pahom cavó un pozo de prisa.
Echó a andar hacia la loma, pero con dificultad. Estaba agotado por el calor, tenía cortes y magulladuras en los pies descalzos, le flaqueaban las piernas. Ansiaba descansar, pero era imposible si deseaba llegar antes del poniente. El sol no espera a nadie, y se hundía cada vez más.
"Cielos -pensó-, si no hubiera cometido el error de querer demasiado. ¿Qué pasará si llego tarde?"
Miró hacia la loma y hacia el sol. Aún estaba lejos de su meta, y el sol se aproximaba al horizonte.
Pahom siguió caminando, con mucha dificultad, pero cada vez más rápido. Apuró el paso, pero todavía estaba lejos del lugar. Echó a correr, arrojó la chaqueta, las botas, la botella y la gorra, y conservó sólo la azada que usaba como bastón.
"Ay de mí. He deseado mucho, y lo eché todo a perder. Tengo que llegar antes de que se ponga el sol."
El temor le quitaba el aliento. Pahom siguió corriendo, y la camisa y los pantalones empapados se le pegaban a la piel, y tenía la boca reseca. Su pecho jadeaba como un fuelle, su corazón batía como un martillo, sus piernas cedían como si no le pertenecieran. Pahom estaba abrumado por el terror de morir de agotamiento.
Aunque temía la muerte, no podía detenerse. "Después que he corrido tanto, me considerarán un tonto si me detengo ahora", pensó. Y siguió corriendo, y al acercarse oyó que los bashkirs gritaban y aullaban, y esos gritos le inflamaron aún más el corazón. Juntó sus últimas fuerzas y siguió corriendo.
El hinchado y brumoso sol casi rozaba el horizonte, rojo como la sangre. Estaba muy bajo, pero Pahom estaba muy cerca de su meta. Podía ver a la gente de la loma, agitando los brazos para que se diera prisa. Veía la gorra de piel de zorro en el suelo, y el dinero, y al jefe sentado en el suelo, riendo a carcajadas.
"Hay tierras en abundancia -pensó-, ¿pero me dejará Dios vivir en ellas? ¡He perdido la vida, he perdido la vida! ¡Nunca llegaré a ese lugar!"
Pahom miró el sol, que ya desaparecía, ya era devorado. Con el resto de sus fuerzas apuró el paso, encorvando el cuerpo de tal modo que sus piernas apenas podían sostenerlo. Cuando llegó a la loma, de pronto oscureció. Miró el cielo. ¡El sol se había puesto! Pahom dio un alarido.
"Todo mi esfuerzo ha sido en vano", pensó, y ya iba a detenerse, pero oyó que los bashkirs aún gritaban, y recordó que aunque para él, desde abajo, parecía que el sol se había puesto, desde la loma aún podían verlo. Aspiró una buena bocanada de aire y corrió cuesta arriba. Allí aún había luz. Llegó a la cima y vio la gorra. Delante de ella el jefe se reía a carcajadas. Pahom soltó un grito. Se le aflojaron las piernas, cayó de bruces y tomó la gorra con las manos.
-¡Vaya, qué sujeto tan admirable! -exclamó el jefe-. ¡Ha ganado muchas tierras!
El criado de Pahom se acercó corriendo y trató de levantarlo, pero vio que le salía sangre de la boca. ¡Pahom estaba muerto!
Los pakshirs chasquearon la lengua para demostrar su piedad.
Su criado empuñó la azada y cavó una tumba para Pahom, y allí lo sepultó. Dos metros de la cabeza a los pies era todo lo que necesitaba.


-Liev Tolstoy

En el bosque

Niño que sueñas con un mañana

que cantas como el jilguero en la alborada

y corres como gacela sin tropezar en la montaña

sonriendo y riendo feliz con el viento tu compañero.

Unas piedrecitas bastan para formar un castillo

tomar una varita seca suficiente para tener la espada

con unas hojas verdes recién cortadas

formas la alfombra de tu nueva casa.

Aquel compañero flaco que ladra, se convierte en el corcel listo para la batalla.

El sol radiante que alumbra tu sendero, brújula que guía al pequeño caballero.

"¡Alzad vuestras armas compañeros!" Algunos conejos observan en silencio

los movimientos varoniles del guerrero

Un buho adormilado abre un ojo, "Uh-uh" responde ante el llamado,

y las abejas en el panal, son las que llevan la música al compas.

Todo esta a favor del pequeño capitán, nada se puede perder aquí.

Nada.

El día transcurre lentamente, poco a poco el sol se aleja para alumbrar

en otra parte a otro niño que jugará bajo su calor

quizás como un viajero, samurai o un peregrino

que sin escenario más que la realidad, del lugar que lo rodea

un bosque, una playa, o detrás de algunos leños

creará un mundo imaginario, y viajará hasta las entrañas

de su sueño inocente de niño.

viernes, 31 de octubre de 2008

Otoño

"Equilibrio"

"Escalando"

"Meditación"


"RECREACION"



"Escencia matinal"



"Solsticio"




"Peregrinación"


"Instropección"



"Anhelos"



"Solaz"



"Libertad"

lunes, 27 de octubre de 2008

Kids' World

This is the story that Aiden told me many, many, many times today:

"One night I was in my bedroom and then I saw a firelight. I asked myself: "What is going on?" I realized a firecar was outside "
Aiden looked at me and said: Let's go talk about it again.

I wasn't bothered. I enjoyed listening him, but I was whishing to be like him since his mind is so fresh and has a lot of innocent imagination to create.

After all maybe he noticed that story was being told many times, so he told another one:

"One day grandma Susan was doing the laundry and put too much soap. She called papa Paul and told him what was happening. He said: 'Don't worry honey! Sometimes we make mistakes!'"

Well, I just wrote because I don't want it be forgotten. Short stories, but with a lot of value!
____________________________________________________

To Marcy and Scott: the best-test parents of my little American siblings ;-)

sábado, 25 de octubre de 2008

Verbo sin fin

Ama a la flor que sobrevive al invierno
ama además al ave que trina en la madrugada,
al viento que te persigue
y a la sonrisa inocente del niño
Aprende a amar al viejo que desvalido
trata de buscar en ti al amigo
cuando te cuenta una y otra vez la misma historia- ámalo.
Ama al padre que te corrige
que por buen deseo quiere verte magnánimo.
Ama a la madre que derrama sus lágrimas
cuando noches enteras esperó en vano tu llegada
pero que no te negó aquel abrazo de alegría y
a la vez el reproche que salvó tu vida.
Ama a todos los que bien te desean, ámalos sin reservas.
Pero ama sin fin a quien te desprecia
porque recuerda que alguien te amó primero
cuando sin querer lo olvidaste en el camino
pero que te siguió a paso lento, lento
y jamás dejó que perecieras.
Si amas a cada instante, serás feliz eternamente.

Brisa nocturna

El suave silbido, del viento
el viento que sopla quedamente
y besa tímido tu rostro
y juega con tu cabello gentilmente,
de esa mirada que estaba vacía
saca un brillo dorado y una sonrisa.
La canción de la brisa
serenata para una alma desvalida
inyecta alegría y vida
porque en la noche
cuando el mundo estelar se anuncia
es cuando se ve el camino
porque en el silencio,
con el único sonido del viento
es cuando a volar te lanzas
en la brisa nocturna.
Pequeñas gotas que ruedan por tu rostro
refrescaron tu corazón adolorido
y una vez más
juguetón y tímido el viento
con tu cabello juega
scando de tu labios la sonrisa eterna.

martes, 21 de octubre de 2008

Pensando...

Acabo de leer algunos de mis mensajes que tengo en este blog. Es algo que me conecta con mi vida en un país latino en el que ya no estoy. Ahora solo me queda como consuelo observar una y otra vez las fotos de todos aquellos momentos que pasé con mis amigos. Sin embargo, ahora al verme en este preciso y ver donde estoy parada, dos cosas me embargan: Alegría y temor.
Alegría porque he visto como Dios ha sido tan grande conmigo. Sigue siendo mi amigo. Su presencia me libró de una muerte segura. Para mí ha sido una de las más terribles experiencias de mi existencia. Del mismo modo he sacado lecciones también. Luego me observo a mi misma de cómo he llegado con Su ayuda a niveles más altos de los que mis padres pudieron llegar. Me siento satisfecha al haber cumplido con una meta que ambos tenían en sus vidas pero que por circunstancias no pudieron lograrla. Leyendo la historia de mi madre, cuando ella viajó sola sin más que dos bultos buscando trabajo muy lejos de su casa, ahora que me veo...me parece ser yo repitiendo la misma historia. Es grandioso ver como Dios interpone persona valiosas en el camino. Quienes sean y de donde provegan, son como ángeles que nos protegen. Puedo decir que esta es parte de mi alegría, más... al mismo tiempo siento temor, un temor como nunca antes lo he sentido. Y yo se que lo único que necesito es salir de este país. No huyo de su gente ni de los colores hermosos que ofrece el paisaje ante mi vista. Quiero huir de este ambiente adormecedor que como una droga va envolviendo lentamente. Puede ser que todo esté bien, puede ser que aquí hasta el más pobre vive mejor, en términos materiales. Pero en aspectos espirituales es donde la muerte reina. Pero tampoco puedo alejarme de aquí como un pájaro herido. Solo quiero vivir hasta el último momento y saber que final va a tener esta historia que comenzaron a escribirla mis padres. Debe haber alguna razón asi que no me queda más que volar como el águila. Me queda un año y tres meses para decidir a dónde iré. Sólo pido apoyo moral, comunicación constante, no aquellas que solo vienen con la pregunta de "Y cómo esta tu vida espiritual?" Sino con "Estoy orando por tí". Quiero que sepan que no los olvido y están tan dentro de mis recuerdos que no hay día en que los traiga a mis pensamientos y eleve una oración al cielo en la que además de pedir que no les falten milagros en sus vidas, doy gracias por haberles conocido.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Greenfield Village


Lucy en Birmingham!








Olvidé mencionar antes que la primera semana de Julio mi amiga de infancia vino a visitarme. Ya que andaba visitando a su familia en Indianapolis, la invité a que también aprovechara venir más al norte. Fue realmente emocionante verla otra vez, para mí fue gratificante su compañía. Me sentí tan cerca de mi Honduras. Sin olvidar que ella cocinó para nosotros las exquisiteces centroamericanas: pupusas y tortillas, con esos frijoles rojos y el queso totalmente hondureño. Delicioso otra vez!
De paso fuimos a darnos una caminata por Cranbook House and Gardens, un lugar tranquilo,propicio para disfrutar el verano. Es como para tener un momento de distracción consigo mismo, conviene llevar un buen libro y tenderse en la grama listo para sumergirse en un viaje de letras con el ambiente natural de los jardines.

Lake Erie and Niagara Falls

No hubiera ido por esos lados si mi primo no viviera allá. Bueno, no quiero decir que solo porque alguien no viva en tal lugar, no iría nunca. Pero fue la invitación de mi primo la que me animo para darme una vuelta por Pennsylvania.

El vuelo estaba programado para las 7 am. Mi amiga Yiling vino a recojerme temprano a eso de las 4:15 AM, sin embargo, nos perdimos en el trayecto y llegamos atrasadas al aeropuerto. Era el 2 de julio así que los vuelos estaban totalmente copados, mi cupo del vuelo fue cancelado, alguien salió favorecido para volar a dicha hora y yo... a buscar otro horario. Pese a todos los inconvenientes de primer momento, finalmente salimos a las 9 AM. Bastaron solamente 25 minutos y ya estabamos en Erie. Me encanta volar, soy como esas niñas que cada vez que vuelan experimentan algo nuevo, para mi es todo nuevo, aun cuando ya haya recorrido ese camino unas 10 veces, siempre trato de descubrir algun punto nuevo del que yo no me haya percatado o vivido.

Desde las alturas me sentí libre, poderosa, como pajaro que vuela a otros rumbos!

No habia visto a mi primo hace como unos 9 años o más. Qué felicidad verlos otra vez y ahora a todos sus hijos. La sonrisa dulce y tierna de Mikkela, Nadia y Liana; y la mirada sonriente y picarona de Danielito... fueron momentos maravillosos.

Llegamos a la casa y me reciben unos ladridos de Blanco, y luego los besitos juguetones de Lissie. Por la noche me desperté al sonido de la serenata nocturna del gato blanco, todo un Chopin en el piano de la familia.


El viernes 4 de julio estuvimos compartiendo con una familia italiana que son amigos de mi primo. Bastante bien lo pasamos comiendo pasta, ensaladas, polenta y todas las variedades gastronómicas que habian entonces. Me habían dicho que los italianos comen harto... eso fue lo que ví. Más me gustó el ambiente, la comida, de fondo las arias cantadas por Bocelli, Ni qué decir del famoso postre... no... mi estómago no daba más asi que solo saludé a las variedades de tortas y pastelillos. El único que me dio curiosidad por probarlo fue el "Pastel de Queso".... Questa torta é squisita!.
Para recibir el Shabbat nos fuimos al Lago Erie. Al sonido de las olas pequeñas del lago y con los últimos rayos del sol que se reflejaban en el espejo acuático dimos gracias a Dios todos juntos por permitirnos estar nuevamente reunidos, y por compartir momentos inolvidables en familia. El sábado por la tarde otra vez fuimos al Lago Erie. Fue gratificante mojarse las patitas en el agua fresca, sentir la arena haciendo cosquillas en los pies, y ver nuevamente el atardecer para dar la bienvenida a otra semana más.





El domingo 6 pude conocer a los suegros de mi primo. Una pareja bien simpática y amable. Almorzamos juntos y de ahí nosotros partimos para las Cataratas del Niágara. Un viaje como de 2 horas y llegamos allá casi a las 4 PM. Desde chica siempre escuché hablar de estas cataratas, hasta una leyenda de un cacique que escalaba las rocas con un lagarto... cosas de fantasia pero que a uno, cuando es niño, lo hacen creer que es así y hasta soñar que lo vive. Por cierto, eso no es verdad. Pero si me impresionó la caida del agua, la estructura y como tantas toneladas de agua que caen continuamente nunca se desvanece. ¿De dónde proviene toda esa agua? Porque el lago que las alimenta debería quedarse seco! Sin embargo, es todo maravilloso. Disfruté escuchando el sonido estruendoso de las cataratas. Ese rugido potente que es la misma música de la naturaleza. Con mi primo comentábamos de cuán lindo es todo lo que nuestros ojos pueden ver, especialmente lo que la madre naturaleza nos ofrece, solo dar gracias a Dios por esos regalos que aún podemos disfrutar en este planeta. Y bien, los dejo con más fotos de las cataratas, unas vistas de lo que es Toronto, Canadá al otro lado de las cataratas y los fuegos artificiales en el mismo lugar.



¡BIENVENIDO!

y muchísimas gracias por tomarte el tiempo para visitar mi página.
Escribo en general de todo lo que pueda informar a otros, no me concentro en un tema específico, sin embargo, mi mayor interés es la poesía libre.
Algunos temas que he escrito han surgido a traves del diario encuentro con la realidad, todo lo que se recibe por la radio, TV o periódico, o con las conversaciones diarias que tengo con mis amigos y familia. Expreso mi libre pensamiento así como todos son bienvenidos a dejar sus opiniones. Nótese que aquel comentario que contenga expresiones incultas será eliminado. Soy partidaria de conservar el respeto mutuo sin importar el país, la raza, cultura o religión. Benito Juarez dijo que "El derecho ajeno es la paz".

Una vez más, muchas gracias por tu apoyo.

No te olvides encender los parlantes de tu computador y activar la música que está disponible al final de esta página. ♫♫♫♫♫

Un abrazo fraterno desde el lugar de mi peregrinaje, deseando que la luz del Ser Supremo ilumine siempre tu camino.

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