sábado, 29 de junio de 2019

¿Qué se siente ser mamá?

Mi cabeza es un torbellino. Mi corazón que derrocha una felicidad más grande que el universo. No puedo creer aunque lo vivo, este sueño de ser mamá. Son muchas cosas que las atesoro en mi corazón y las revivo cuando todo está en silencio.
A decir verdad, no me ha quedado tiempo de escribir en mi diario todo lo que ha pasado desde que José nació. Pero a como podemos, tomamos fotografías, grabamos videos y grabo en audio que al final escribiría. En cierto modo, pienso que si algún día José quiere escuchar mi voz, los audios serán lo más cercano que pueda tener de mí.

No hace mucho platiqué con una amiga y su hijo adolescente, hacía ya más de un año que no nos comunicábamos. A este niño yo lo conocí también siendo solo un bebé, es más, cuando llegué a Chile el 2003, su mamita lo estaba esperando. La pregunta de él fue directa y honesta, pero me hizo pensar desde mi propia perspectiva.
Leo mensajes o escritos de otras personas sobre el desafío de ser mamá, lo mucho que uno pasa y lo poco que se le reconoce. A decir verdad, me identifico más en lo positivo, porque experiencias negativas no he tenido, excepto por mi salud que se ha visto sumamente afectada pero a la vez no me ha destruido como para dejarme inútil. Porque tengo un propósito para vivir y es mi hijo.
Para mí ser mamá ha sido la experiencia más desafiante, te enseña demasiado, te hace practicar la paciencia y aunque estés con dolor físico, debes poner en tu rostro una sonrisa porque al ver esa sonrisa del bebé o los gorjeos que hace, los primeros intentos de ponerse de pie, disfrutar el aire que sopla en la tarde de verano y reírse a todo pulmón, acostarse a mi lado mientras le leo libros y ponerse a investigar mi rostro y tratar de meter su dedito por mi nariz... todos esos dolores y preocupaciones se van, se esfuman. Ser mamá es lo más bello, indiscutiblemente la misión más sublime que una mujer puede tener.

Y sí, pensar en todos esos detalles, de ver el desarrollo gradual de un bebé, es lo mejor.

Esta tarde mientras estábamos en nuestro cuarto con José antes de ponerlo a dormir, estaba jugando con los juguetes de madera y unos triángulos y cuadros imantados. Aproveché a enseñarle a que comparta conmigo lo que tiene en la mano mientras yo le decía: "¿Me lo das, por favor?" Y cuando me lo daba yo le decía  "Gracias". A la tercera vez, él extendió su mano para darme su juguete y con la otra para recibir lo que yo tenía.  No pudo decir "por favor", hizo un sonido de "Aaahp" pero sí dijo muy claro "Graaaciaaasss". ¡La emoción!
En eso Ryan llegó y le dije que observara y escuchara... se quedó asombrado y sin palabras cuando José dijo tres veces "Gracias".

Una vez leí que si nos damos cuenta que celebramos los logros de un bebé, lo aplaudimos y lo seguimos motivando. Nunca lo criticamos por algún error o se se dió una caída, por ejemplo. Y nosotros también nos sentimos motivados a través de esa inocencia que irradia simplicidad de la vida, lo que es en realidad felicidad. Al ser madre, puedo entender esto muchísimo mejor. Por eso, me place escribir esto porque espero que (sí, me siento henchida de felicidad) te inspire a seguir intentando lo que deseas lograr o necesitas culimnar. No nacimos sabiéndolo todo, si llegamos hasta aquí es porque todos esos pasitos y logros ha sido por la dedicación y el esfuerzo, pero también porque quizás nos rodeamos de personas que estuvieron para apoyarnos con oraciones y palabras positivas.

¿Te recuerdas de algo así?


miércoles, 1 de mayo de 2019

6,744.9 millas y más...

O como decimos en nuestros países latinoamericanos: 10 854.86 kilómetros.
En esas cifras se resume nuestro viaje de fe por tierra que hicimos desde el 20 de marzo hasta el 24 de abril. Salimos una mañana opaca desde Wixom, Michigan, y llegamos en un día semi soleado a Shelby Township, Michigan.

El viaje en total es como de ir hasta Tegucigalpa, Honduras y de regreso.

Sí, fue largo. Pero, fenomenal. Inolvidable, espectacular, bendecido e impresionante, y de volverlo a repetir; esto último, sin duda. Es más, que crezca José, cuando ya sea un adolescente, si estamos con vida y Dios lo permite, queremos hacerlo otra vez, queremos visitar de nuevo el Gran Cañón y también otros parques que esta vez no pudimos verlos por el clima.

Al inicio del viaje, una chica que conocí se sorprendió cómo nos atrevíamos a hacer un viaje de tal magnitud, pensó acaso teníamos bastante dinero para los gastos de hotel, restaurante, y con el niño, ¡Ay no!
Nos atrevimos porque somos una familia aventurera, de fe, y como dice mi papi, un poco locos. Pero lo del dinero, honestamente no. Tuvimos un prespuesto, que es lo que costaba un mes de arriendo más los gastos de luz, internet de lo que pagábamos en el apartamento donde vivimos hasta el 20 de marzo. El viaje se puede hacer, solo faltan ganas y despojarse de los "peros" que se interponen en el camino. En algunos lugares pasamos donde amigos y  hermanos de la iglesia, en otros tuvimos que recurrir a un Airbnb, en vez de hotel. Nos salía más a cuenta y también más cómodo ya que así teníamos acceso para cocina. Siendo que somos veganos, luego que Ryan tiene una dieta muy particular, no podemos darnos el lujo de andar en restaurantes, y tampoco nos hace falta. Luego, yo quise también eso para poder prepararle la comida a José. Mis deberes de mamá nunca terminaron.

Cuando escucho que me dicen: "Yo quisiera hacer lo mismo", o "¡Cómo me gustaría!"... Pues ármate de valor y dale para delante, porque más vale hacer algo así mientras está vivo que después solo pensar en lo que se pudo haber hecho. ¿Qué tal si te anotas y tú serás la próxima persona aventurera en contarnos tu odisea?

Espero leer tu historia.

Con cariño,

Ryan, José y Priscila
(Monticello, Kentucky)

Emiliano
(San Juan, Puerto Rico)


¡BIENVENIDO!

y muchísimas gracias por tomarte el tiempo para visitar mi página.
Escribo en general de todo lo que pueda informar a otros, no me concentro en un tema específico, sin embargo, mi mayor interés es la poesía libre.
Algunos temas que he escrito han surgido a traves del diario encuentro con la realidad, todo lo que se recibe por la radio, TV o periódico, o con las conversaciones diarias que tengo con mis amigos y familia. Expreso mi libre pensamiento así como todos son bienvenidos a dejar sus opiniones. Nótese que aquel comentario que contenga expresiones incultas será eliminado. Soy partidaria de conservar el respeto mutuo sin importar el país, la raza, cultura o religión. Benito Juarez dijo que "El derecho ajeno es la paz".

Una vez más, muchas gracias por tu apoyo.

No te olvides encender los parlantes de tu computador y activar la música que está disponible al final de esta página. ♫♫♫♫♫

Un abrazo fraterno desde el lugar de mi peregrinaje, deseando que la luz del Ser Supremo ilumine siempre tu camino.

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