Mientras salíamos de ahí rumbo a Oregon, no pude más que continuar agradeciendo a Dios por las oportunidades y bendiciones. "La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida", escuché por ahí. Después de ver al abuelo y si familia el 4 de abril, continuamos rumbo a Irvine para pasar una noche donde Maxim y Noemí, amigos nuestros que se mudaron no hace mucho desde Michigan. Fue genial verles otra vez y cómo todo ha ido para bien. De verdad que me alegro, se lo merecen, tantas luchas, pero nunca se rindieron. Después nos fuimos a donde Carla y Gerson y su familia, ¡pensar que la primera y única vez que los vi fue antes de 1998! Ahora ya con dos hijos, ¡Dios les ha bendecido! Eso fue en Guatemala en uno de los congresos que hubo en aquel país. Para más alegría, ver a los tíos, Marinita y Leonel, mi papi feliz porque los conoce desde su juventud; o sea, los encuentros de verdad fueron gratos e inolvidables. Qué delicia probar el pan tan rico que hace la tía, le comentaba también que nunca olvido una sopa con espinaca y papas tan rica que hizo un día cuando yo estuve en Guatemala, después que Nanchi y yo recorrimos tiendas para comprar un violín, llegamos agotados y con hambre, mmmmm.... esa sopa estaba exquisita. ¿Cómo no revivir esas memorias? Nos faltó el tiempo.
Luego el sábado en la mañana vimos otra vez a los abuelos y por la tarde fuimos a la Iglesia Adventista del Séptimo Día Movimiento de Reforma hispana para ver a mi amiga y hermana Tesla y conocer a su familia, y otra sorpresa, vi de nuevo a Julissa Sorto... Luego de nuestra estadía por el centro del estado californiano, nos fuimos a Fremont, después de algunos años vimos nuevamente a Bruno y Esther, qué lindo fue reencontrarles. Realmente, es increíble lo que uno se encuentra en el camino. Queda en mis recuerdos los momentos gratos y las bendiciones de ver amigos de tiempos, de donde crecí y pasé hasta los 19 años y los nuevos amigos. Así, mientras miraba de lejos el océano, tranquilo y vasto, pensé en cómo, aunque he andado por varios países, me siento tranquila y feliz con la inmensa paz y gratitud de haber visto a muchos de mis amigos. ¡Buenas sorpresas para recordarlas siempre!
Si antes la gente vino por el oeste en busca de oro, pues yo vine por algo más valioso que eso, y lo encontré en el corazón y bondad de cada uno de ellos.
Mi papi presentando su testimonio de viajero en la sociedad de jóvenes.
Con el grupo de la iglesia hispana
Descansando
Los tres mosqueteros
Con Carla
Inmensidad del océano
Chicos, ¡les luce un bebé
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