Nos alimentamos de los recuerdos, para seguir viviendo el futuro

Desde la última vez que mi padre vino de Honduras, me trajo parte de mis reliquias que aun conservo... algunas de ellas pertenecían a mi madre. Sean fotos o casettes, para mí todos tienen un significado que no tiene precio.

Ryan se ha encargado de descubrirlas poco a poco. Siendo que él todavía sigue en casa en su largo proceso de recuperación de Crohn's, aprovecha esos momentos en que su cuerpo se siente débil para escuchar mis casettes. Hoy día que llegué del trabajo estuvimos escuchando a Michael W. Smith, el casette "Worship", un regalo que me envió mi querida amiga Marian desde Honduras a Chile.

Después que el casette se terminó, fui a rebuscar en mi cajita otro casette que me interesaría escuchar. La tarde está fresca, ha llovido mucho y ya no hace mucho calor. Es viernes, después de una larga jornada de trabajo durante la semana, nos merecemos un descanso, un momento para poder deleitarnos con tranquilidad en todo lo que no podemos disfrutar cuando trabajamos. Así que en esa caja encontré el casette de música folklórica de China. Y en un instante los recuerdos comenzaron a inundar mi mente... Chile, oh Chile. A veces te extraño también. En segundo retrocedí a la tarde de otoño de aquél año 2003. Casi 10 años. http://peregrina777.blogspot.com/2007/02/subaru.html Precisamente he escrito ya anteriormente sobre esa tarde. Pero al cerrar los ojos ya me parece estar caminando en las calles de Santaigo, escuchar el zapateo continuo en los adoquines de los santiaguinos, unos apresurados, otros sin apuro alguno, los vendedores ambulantes ofreciendo a voz en cuello sus productos, ya sea ropa interior, películas pirateadas, completos, sopaipillas, los pacos que andaban con el ojo al cristo, ansiosos de pillar a alguien con las manos en la masa, el ruido de las micros, el bullicio de los estudiantes en grupo, los pololos sentados en un paradero, sin importar que la micro se demorara ya que después de todo solo lo que importaba era su mundo. Cada quien en su mundo.

Solo pude mezclarme en la multitud y dejarme llevar. El sonido del viento otoñal y los últimos rayos solares que dejaban la secuela de un día más pasado a la historia, era para mí un misterio de la vida, el momento para disfrutarlo. Fue ahí cuando escuché el sonido del Erhu. Son los recuerdos que hoy solamente llenan mi vida. ¿Cómo volver a ese instante? Las noches mágicas solo suceden una vez. Ese fue el momento en que mi espíritu se dejó llevar en las ondas musicales de ese instrumento. Hoy que vuelvo a escuchar el casette que compré de el chinito que tocaba su Erhu, me envuelve nuevamente... viajo sin pagar a mi lugar donde estuve de pie, sin importar el frío de la noche, las horas se me hicieron cortas pero ahora las conservo en mi eternidad de los recuerdos. Otra vez repito, "Subaru..."