El vuelo estaba programado para las 7 am. Mi amiga Yiling vino a recojerme temprano a eso de las 4:15 AM, sin embargo, nos perdimos en el trayecto y llegamos atrasadas al aeropuerto. Era el 2 de julio así que los vuelos estaban totalmente copados, mi cupo del vuelo fue cancelado, alguien salió favorecido para volar a dicha hora y yo... a buscar otro horario. Pese a todos los inconvenientes de primer momento, finalmente salimos a las 9 AM. Bastaron solamente 25 minutos y ya estabamos en Erie. Me encanta volar, soy como esas niñas que cada vez que vuelan experimentan algo nuevo, para mi es todo nuevo, aun cuando ya haya recorrido ese camino unas 10 veces, siempre trato de descubrir algun punto nuevo del que yo no me haya percatado o vivido.
Desde las alturas me sentí libre, poderosa, como pajaro que vuela a otros rumbos!
No habia visto a mi primo hace como unos 9 años o más. Qué felicidad verlos otra vez y ahora a todos sus hijos. La sonrisa dulce y tierna de Mikkela, Nadia y Liana; y la mirada sonriente y picarona de Danielito... fueron momentos maravillosos.
Llegamos a la casa y me reciben unos ladridos de Blanco, y luego los besitos juguetones de Lissie. Por la noche me desperté al sonido de la serenata nocturna del gato blanco, todo un Chopin en el piano de la familia.
El viernes 4 de julio estuvimos compartiendo con una familia italiana que son amigos de mi primo. Bastante bien lo pasamos comiendo pasta, ensaladas, polenta y todas las variedades gastronómicas que habian entonces. Me habían dicho que los italianos comen harto... eso fue lo que ví. Más me gustó el ambiente, la comida, de fondo las arias cantadas por Bocelli, Ni qué decir del famoso postre... no... mi estómago no daba más asi que solo saludé a las variedades de tortas y pastelillos. El único que me dio curiosidad por probarlo fue el "Pastel de Queso".... Questa torta é squisita!.
Para recibir el Shabbat nos fuimos al Lago Erie. Al sonido de las olas pequeñas del lago y con los últimos rayos del sol que se reflejaban en el espejo acuático dimos gracias a Dios todos juntos por permitirnos estar nuevamente reunidos, y por compartir momentos inolvidables en familia. El sábado por la tarde otra vez fuimos al Lago Erie. Fue gratificante mojarse las patitas en el agua fresca, sentir la arena haciendo cosquillas en los pies, y ver nuevamente el atardecer para dar la bienvenida a otra semana más.
El domingo 6 pude conocer a los suegros de mi primo. Una pareja bien simpática y amable. Almorzamos juntos y de ahí nosotros partimos para las Cataratas del Niágara. Un viaje como de 2 horas y llegamos allá casi a las 4 PM. Desde chica siempre escuché hablar de estas cataratas, hasta una leyenda de un cacique que escalaba las rocas con un lagarto... cosas de fantasia pero que a uno, cuando es niño, lo hacen creer que es así y hasta soñar que lo vive. Por cierto, eso no es verdad. Pero si me impresionó la caida del agua, la estructura y como tantas toneladas de agua que caen continuamente nunca se desvanece. ¿De dónde proviene toda esa agua? Porque el lago que las alimenta debería quedarse seco! Sin embargo, es todo maravilloso. Disfruté escuchando el sonido estruendoso de las cataratas. Ese rugido potente que es la misma música de la naturaleza. Con mi primo comentábamos de cuán lindo es todo lo que nuestros ojos pueden ver, especialmente lo que la madre naturaleza nos ofrece, solo dar gracias a Dios por esos regalos que aún podemos disfrutar en este planeta. Y bien, los dejo con más fotos de las cataratas, unas vistas de lo que es Toronto, Canadá al otro lado de las cataratas y los fuegos artificiales en el mismo lugar.
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